En prensa

Entrevista publicada en La Nueva España el 30 de diciembre de 2010.

SOFÍA CASTAÑÓN Vayamos al dicho popular: «El movimiento se demuestra andando». Entendamos ahora que andar es una acción con muchas formas. Que «andamos», por decirlo de algún modo, por las tan nombradas autopistas de la información. Son autopistas, sí, pero de momento todos los usuarios nos desplazamos por ellas a pie. Por la red se visualizan los movimientos. Y se visibilizan.

Con el trabajo impulsado por AMAR (Asociación de Muyeres Asturianes Rebeldes) Asturianes en movimientu, la realizadora Melania Fraga quiere dar entidad a lo que por otra parte ya existe. Pero la entidad es también eso, hablar de ello, compartirlo, ponerlo en común y aprender. Fraga no da voz, porque ya la tienen ellas. Lo que da es amplificación, la que se consigue por la red (y más aún desde los contenidos de las redes sociales), para que alrededor de veinte mujeres asturianas ofrezcan su perspectiva y su experiencia. Mujeres que no salen en los medios porque no pertenecen a la clase política ni al mundo del cotilleo. Mujeres diversas en sus modos de pensar y en la labor que realizan.

Hasta el momento han pasado por el objetivo de Melania Fraga la escritora Rosario Hernández Catalán, la periodista Beatriz R. Viado, la empresaria Yolanda Forcelledo y Mariajo Sánchez Lázaro, de la charanga Feministes Xuntes y Revueltes. Algunas más hechas al medio y otras, como Forcelledo, viviendo la experiencia de una entrevista por vez primera. La idea que se persigue es la de visibilizar a mujeres así como dar la opción a aquellas que ya son más visibles de hablar sobre aquello que normalmente no se les pregunta porque, nos dicen, no interesa.

La clave está en que desde la propia experiencia laboral se habla de temas que afectan, nos afectan, pero que al no protagonizar ruedas de prensa parecen no estar de actualidad. La conjugación de la empresa y la ideología, la historia del aborto, la sociedad de consumo, la inmigración. Perspectivas que, si no nuevas, sí silenciadas, aporten un poco de luz en tiempos de verdad oscuros. Una propuesta que no ha de llegar sólo a la gente «conectada», porque la intención última «no es que se consuma sino que cale y sirva para visibilizar». Que se comente después de subir cada entrevista a la red. Que se comente lo que se cuenta, que se genere un feed back generoso, didáctico, libre. De ahí las elecciones estéticas de su directora, que retrata con naturalidad, sin artificios para que lo pese sea la palabra de sus protagonistas. Dejando espacio a «los gestos y la comunicación no verbal», porque al expresarnos no somos únicamente palabras.

Un proyecto que persigue compartir otros modos de enfocar la realidad. Que quiere enriquecernos con el pensamiento de muchas mujeres a las que se aparta por lo general del ámbito público (más aún si éste es gerontocrático, disimuladamente machista y con poco aprecio a la expresión de otras ideas). Un proyecto que, de repente, invite a decir: «Vaya, si mi abuela podría ser entrevistada también». En el que nos cambie la percepción de qué se aporta, qué merece la pena comunicarse, de quién podemos aprender.